Sinsentido

No sé a quien escuché una vez decir una de esas frases que se te quedan grabadas en el cerebro per secula seculorum, y que de vez en cuando, en función de los acontecimientos diarios, las hago mías para escribir sobre la marcha cualquier cosa que se me ocurra. Decía algo así: «las palabras sólo hieren y te hacen daño cuando te importa quien las dice».

Obviamente, cuando una persona a la que quieres, ya sea un familiar, un amigo o tu pareja, te suelta algo que no te gusta y menos aún aceptas, suele dolerte más que si esas mismas palabras te las dice otra persona que te importa un carajo porque pasas de ella olímpicamente. Pero repasando lo que se ha dicho y escrito estos últimos días en redes sociales por algunos que se denominan antitaurinos sobre la cornada mortal sufrida por el segoviano Víctor Barrio el pasado fin de semana en Teruel, amparados en una supuesta libertad de expresión y, la mayoría, bajo el miserable y cobarde anonimato que te dan estos espacios virtuales, me lleva a pensar que estas palabras se han quedado, al menos para mí, un tanto huérfanas.

Lo que piaba en su perfil de facebook ese supuesto maestro valenciano llamado Vicent Belenguer Santos, que según la Consejería de Educación de esa comunidad no ejerce como tal  -y está por ver si ese es su nombre real-, alegrándose de la muerte del diestro, lamentando  que esa cornada no se hubiera llevado por delante también a los «hijos de puta» que lo engendraron, y llamando a la profanación de su tumba, sobre la cual decía que bailará y meará en las flores que se depositen en ella, me han dolido bastante.

belenguer

También me han hecho mella otras de uno que dice ser cantante de rap, amigo de los podemitas Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero según parece, un tal Pablo Hasel, esta vez en twitter, en las que aseguraba que si todas las corridas de toros acabaran como la de Víctor Puerto, más de uno- y él se incluye- iría a verlas.

O las de una mujer que dice llamarse Lara García Constanzo, que se atrevía ir más allá todavía y cruzar la raya de la ignominia, al enviar un mensaje a la mujer y viuda del torero, también a través de twitter, en el que, además de insultar, decía que la vida «ha sido muy justa» porque su marido «recibió lo que merecía» y que esto «deberia ocurrirle a todos los cobardes, hijos de puta, como él», también me han removido las entrañas.

«Las palabras sólo hieren y te hacen daño cuando te importa quien las dice».

Pues a mi esta gentuza, estos miserables que se atreven a escribir algo sí de un ser humano y de una familia a la que no respetan siquiera su dolor o su intimidad en estos duros momentos, me importan una mierda, pero sus palabras sí que me han herido y revuelto las tripas.

«Eres un asesino, un monstruo e indigno de que ninguna persona se siente frente a ti […]», le ha contestado El Juli, suavemente, al supuesto profesor.

No sé en qué sociedad vivimos. O sí lo sé, pero me da miedo pensar que sea así o que queramos y estemos dispuestos a que así sea. En este país se puede quemar una bandera de España o quitarla del balcón de un ayuntamiento. Se puede además pitar el himno nacional y al Rey. Acampar durante meses en una plaza pública y okupar un inmueble vacío si te da la gana. E incluso sale gratis insultar a las víctimas del terrorismo con una obra de teatro infame para niños o hacer gracietas en las redes sociales con las extremidades amputadas de algunos supervivientes de las bombas etarras. También, cómo no, se pueden hacer chistes fáciles con los judíos y el exterminio nazi e incluso asaltar capillas cristianas, que no mezquitas, en pelotas, o pasear en bicicleta ataviado sólo con una visera para el sol delante de un cardenal y arzobispo, sólo para mofarse de él y lo que representa para salir en la foto, sin que pase nada. Y aquí paz y después gloria.

No deseo mal a nadie, y aunque se suela decir que «a palabras necias, oídos sordos», con lo del torero Víctor Barrio se han pasado de la raya. Espero que se puedan tomar medidas más contundentes que hagan frente a este sinsentido y frenen tanto odio y tanto asco, ya sea virtual o en carne y hueso.

La policía investiga ya esos y otros muchos mensajes, y la Fundación Toro de Lidia ya ha anunciado acciones legales. Tampoco sé en qué quedará todo esto al final. Supongo que en nada, porque ya se encargará la izquierda radical de turno de defender a esta chusma en pos de esa supuesta libertad de expresión, respeto y tolerancia que tanto adoran, aunque sólo cuando les concierne a ellos. Lo que viene a ser la democracia de lo que diga yo.

 

10 comentarios en “Sinsentido

  1. Cada uno se retrata como quiere o como es. Me gustaban los toros, quiero decir las corridas de toros, hasta que mi padre me llevó a una y vi lo que vi. Hoy estoy en contra de ellas y de que se subvencionen con dinero público, pero de eso a alegrarme por la muerte de un torero hay un trecho tan grande que no pienso recorrer. El torero hacía su trabajo, murió en el tajo; otros que mueren al caer de un andamio, por ejemplo, no reciben la misma atención incluso cuando el accidente podría evitarse de cumplirse las normas de seguridad existentes. El primero muere en un lance propio de su oficio; el segundo, no. Sin embargo, uno es laureado como un héroe y el otro pasa a formar parte de una negra estadística. . .

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    • Eso está bien. No te gustan los toros, algo legítimo y comprensible, pero respetas la profesión y al torero. No traspasas esa línea. Lo de la subvención pública es harina de otro costal. Se subvencionan tantas cosas que a unos gustan y a otros no, que sería complicado poner a todos de acuerdo. Un ganadero de toros de lidia diría que ellos aportan más ingresos al Estado que el cine, por ejemplo. Y en cuanto a lo del trabajador que se cae del andamio y pasa a una lista negra mientras el torero sale laureado, pues nada que objetar. Como se suele decir, unos cardan la lana y otros se llevan la fama. España es un país de contrastes. Para lo bueno y para lo malo, por desgracia.

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  2. Desde luego que mucha gente pierde todo cuando habla,sobre todo cuando dicen las barbaridades que nos as echo saber al resto a través de tu post,menuda gentuza que no tienen nada que hacer con sus miserables vidas que tienen que soltar lo mas grande por la boca sin importales el daño que puedan causarles a las familias … Así va el país.

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    • Esto de las redes sociales se me escapa de las manos. No entiendo ese odio existente y miedo me da. Aunque quizás le damos más importancia de lo que pueda tener. Lo que se dice en estos espacios apenas representa a un cinco por ciento de la población pero si que es verdad que hacen ruido y condicionan al resto. Saludos y gracias por comentar

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    • Hola Carmen. Es un tema delicado y complejo, pero te cuento mi opinión. Estoy a favor de las corridas de toros. Es más, soy aficionado y suelo acudir de vez en cuando a las plazas.
      Sin entrar en la economía que mueve y las familias que viven de la fiesta, que sin ellas no existiría el toro de lidia, animal que vive como un Rey durante cuatro o cinco años, mimado como ningún otro, soy de los que piensan que la tauromaquia es arte y cultura, como así se ha reflejado a lo largo de la historia en cuadros, fotografía y literatura. Además, es seña de identidad de lo que queda de España, y por ellas nos conocen en el mundo.
      En cuanto al toro de la Vega, difícil respuesta. He acudido muchos años a pasar el día a Tordesillas tal día como hoy. Tengo muchos amigos en este pueblo y quizás no sería objetivo en este tema. Lo conozco de cerca y lo he visto de cerca. Y no me gusta. Creo que es una barbaridad. Pero dicho esto, me chirria y me molestan sobremanera los insultos a la gente de este pueblo por defender lo suyo, como haría cualquier otra persona de otro territorio. Además, muchos de los llamados antitaurinos son profesionales de las protestas. Antisistemas que recorren España a meter cizaña.
      Y me molesta también, que muchos de estos sean proabortistas, que yo ahí no memeto, porque s otro tema delicado, pero no entiendo que defiendan con tanto ahínco a un animal y desprecien la vida de un ser humano.
      En cuanto a los corre bous o como se llamen, no los conozco salvo por imágenes en la tele. En esta zona donde vivo, en Castilla, somos más de encierros puros y duros y no tanto fuego ni petardos.Pero como decía antes, es una tradición, y como tal, entiendo que se debe respetar
      No sé si te he respondido.

      PD. vaya chaqueta que te he metido
      Un abrazo

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